Vampirismo, una obsesión que atraviesa los siglos
"Me dispongo a relatar un sueño que supuso un curioso descubrimiento. Una noche, en lugar de la voz que solía escuchar en la oscuridad, se alzó otra voz, temible y tierna, que decía:
En ese mismo instante, la habitación que se hallaba a mi alrededor se iluminó de improviso y vi a Carmilla de pie, junto a mi cama, con su camisón de noche empapado en sangre." (Joseph Sheridan Le Fanu - Carmilla)
En pleno siglo de las luces, el gran filósofo Voltaire no podía explicar la razón por la cuál aún se creía en vampiros, y al encontrarnos en los albores del siglo XXI nosotros podríamos pensar que las palabras del filósofo siguen teniendo validez. Si ya tenemos entendido que el vampiro es un personaje ficticio, alimentado por la literatura y la industria cinematográfica, tampoco es raro ver que se siga investigando el tema de una forma seria, apareciendo nuevos estudios y publicaciones. Internet ha podido acercar a los amantes de estos seres nocturnos ubicados en diferentes partes del mundo y nosotros somos una parte de ello.
Culto a la sangre y vida eterna
¿Por qué nos resulta interesante el tema?, será simplemente por ser un muerto viviente que se dedica a alimentarse succionando la sangre de otros mortales (primero en el seno familiar y después a quién se le cruce por delante), o por qué unifica dos elementos que siempre han despertado el misterio y el simbolismo en el hombre: el culto a la sangre y la inmortalidad.
Desde tiempos distantes el hombre ha tenido por sagrados 3 fluidos humanos: la leche materna, el semen y la sangre. La sangre como energía vital, debió considerarse como sacra desde que el primer hombre pisó la tierra, en esos lejanos tiempos se comprobaba qué ocurría cuando se perdía gran cantidad de ella y debió asociar el dolor con la perdida de la misma. Para diversas religiones y creencias este fluido tenía un carácter especial, citando como ejemplo la misma sangre de Jesucristo dadora de vida eterna; el concepto de sangre azul ligado a la nobleza; la pureza de sangre de los judíos, y los miles de ritos paganos en donde se bebía este preciado líquido por diversas razones. En América algunos pueblos comían la carne y bebían su sangre de sus enemigos o parientes, con el fin de poseer y adquirir las cualidades que tenía el difunto en vida.
La eternidad, ser inmortal, ha sido hasta hoy uno de los mayores anhelos y misterios del ser humano. Encontrar la fuente de la eterna juventud, retardar el envejecimiento, quién no ha pensado y soñado en ello. Este sueño de lograr la inmortalidad va ligado con el miedo a la muerte, no porque pudiera ser algo doloroso, sino más que nada por ese temor a lo desconocido y a la disgregación. Como ejemplo sólo debemos recordar a la cultura egipcia con su afán de trascender en el tiempo, su creación de momias y técnicas funerarias han intentado salvar este misterio.
Lamias y Strigoi
Desde la antigüedad hemos encontrado al vampiro formando parte del panteón demoníaco, en culturas como la China, Malasia, España, la India, el Japón, América, entre otros lugares, pero es exactamente en los pueblos eslavos en el este europeo donde adquiere su nombre y gran parte de su imagen característica.
En pleno siglo de la razón pueblos como Silesia, Moldavia, Rusia, Transilvania, Valaquía, Austria, Hungría, sufrieron epidemias de vampirismo, apoyados por la ignorancia, el folklore y las leyendas populares que seguían formando parte de las conversaciones familiares. Hay que darle especial importancia también a la cantidad de enfermedades y pestes que asolaron esos años (porfirias y demases). Ya no eran las "Lamias" de la cultura Greco-latina sino que esta vez los "Strigoi" asolaban las aldeas, saciando su hambre con sangre fresca.
Sobre el término "Vampiro" podríamos decir que ha sido objeto de múltiples estudios, siendo el más cercano el que lo relaciona con las palabras " Vopyr " o " Upyr " (*) , perteneciente a la lengua eslava. Sobre qué región eslava vendría exactamente el término sería un tema para un debate mayor ya que estas lenguas se dividen en occidentales, meridionales y orientales, en donde el término " upir ", " upior ", " upyr " deriva según el eslavo meridional del turco " ubre " que significaría "Bruja".
Otra versión más occidental nos lleva a la palabra serbia "beamiup" o al lituano "wempti" que significaría algo como "beber" derivando a la palabra "vampiro", asociándose a términos como el "vopyr" ruso o el "dhampir" albanés. Autores americanos e ingleses se limitan a extraerlo de la palabra serbia "vampir", siendo esta una de las posiciones que más aparecen en libros del tema.
El origen, imagen y personalidad del vampiro es muy variada según la zona geográfica, por lo general se les reconoce como seres similares a los humanos que fueron nacidos con algún defecto físico, fueron excomulgados, tuvieron una muerte violenta o se suicidaron. Su aspecto se caracteriza como personas lánguidas y de piel extremadamente blanca, fría, mal aliento, uñas larguísimas así también sus colmillos filosos y puntiagudos. Para deshacerse de ellos se empleaban técnicas de las más variadas, las cuales se diferenciaban un poco según la región:
Clavarles el sudario en el ataúd, dejar semillas en el mismo o tapar la mandíbula con un ladrillo o piedra eran algunas, también podían ser eliminados con el fuego, cortándoles la cabeza o atravesando su corazón (inyectado en sangre) con una estaca de madera (y no cualquiera). También se habla de las balas de plata, aunque esto esta mas ligado con el mito del hombre lobo que vendría siendo un pariente cercano.
Tratados y Literatura Fantástica
En medio de una Europa consternada por el vampirismo que fue incluso ratificada por la misma Iglesia Católica, el siguiente paso del mito era la literatura, y en este sentido dieron a luz una serie de interesantes tratados sobre el tema. Entre estos textos destacamos el "Visum et Repertum"(1731), que era una investigación sobre un caso conocido de vampirismo que afectaba a una persona llamada Arnold Paole, este era un campesino que al tiempo de muerto fue acusado de vampirismo. También podemos citar el tratado "De Masticatione Mortuorum in Tumulis Liber" publicado en Leipzig en el año 1728 por Michael Ranft y el "Dissertatio Physica de Cadaveribus Sanguisugis\" de Johann Stock (1732). Pero el más conocido es el "Traité sur les apparitons des esprits, et sur les Vampires, ou les revenants de Hongrie, de Moravie, etc.", escrito por el clérigo don Agustín Calmet (1672-1757) (**) . Este monje benedictino, en una obra curiosa y de 2 tomos, presenta una variedad de casos de vampirismo y apariciones. Este mismo texto hace que Voltaire se indigne y dedique un capítulo entero en su "Diccionario Filosófico", mientras Rosseau fustiga la creencia en vampiros enviando una carta a París.
Su llegada a la literatura fantástica es el resultado de una rica mezcla de todos estos ingredientes ya citados y el talento de sus exponentes. Sin el aporte de Calmet, las leyendas populares, los ritos y supersticiones no podría haber sido concebidas obras tales como: "Drácula", "Carmilla", "Varney", "Lestat", "Clarimonda","La novia de Corinto", "La Tumba de Sarah", "Ligeia" o "El Vampiro" de Jhon William Polidori, este último cuento marca el punto de partida de la literatura (narrativa) propiamente de vampiros y viene a ser el padre del Vampiro aristocrático tal como lo tenemos conceptualizado en nuestra mente.
La aparición del vampiro en otras manifestaciones artísticas como el teatro, el comic, el cine pasando por las llamadas "Tribus" urbanas , entre otras fueron modificando y adaptando la imagen del vampiro según la interpretación de sus autores, independiente si se ajustaban a la idea original. Después de miles de años de "no-vivir" el vampiro sigue haciendo de las suyas, y al parecer tiene cuerda y sed para rato.