Sin lugar a dudas, uno de los lugares más tétricos y difíciles de ver y visitar en el Japón es el Bosque de Aokigahara o Jukai (Mar de árboles), conocido también como el Bosque de los suicidas.
El Aokigahara es un bosque de 35 kilómetros cuadrados, está ubicado al noroeste de la base del Monte Fuji entre la prefectura de Yamanashi y Shizuoka, y si bien es un lugar turístico debido al espacio natural que comparte con el referido volcán, también tiene la terrible reputación de ser el lugar favorito de los japoneses para cometer suicidios.
A nivel mundial, el bosque de Aokigahara es el segundo lugar, después del puente Golden Gate de los Estados Unidos, con más suicidios en su haber. Se dice que anualmente, se encuentran en promedio 100 cuerpos de nuevos suicidas.
Nadie sabe por qué este bosque comenzó a tener esta reputación de maldito. Algunos dicen que la preferencia de los suicidas por este lugar, se debe a su gran extensión, que permite a estas personas perderse entre los árboles y evitar así que su cuerpo sea encontrado por sus familiares, otros señalan que su cercanía al Monte Fuji, le da a estas personas un ambiente de paz y tranquilidad que les permiten tomar con más calma su decisión.
Sea como fuere, las sensaciones oscuras que se desprenden de este bosque no son nuevas. Se dice que ya en el Japón del siglo XIX, se hablaba de que este bosque era gobernado por espíritus negativos, así como de las almas de niños y ancianos que en ese tiempo, eran abandonados en este lugar por sus familias, sobre todo cuando estas pasaban por dificultades económicas, enfermedades o hambrunas.
Como datos oficiales se dice que en el 2002, fueron encontrados 78 restos humanos; y en el 2003, se hallaron 100 cuerpos. Debido a esta alta tasa de suicidios producidos en este bosque, el gobierno japonés decidió tomar una serie de medidas para intentar convencer a las personas que se internan este bosque a que olviden su fatal decisión.
Una de estas formas es con la colocación de diversos carteles en la que invitan a la persona a reflexionar y pensar en su vida y en el dolor que causaría en sus familiares y amigos si deciden acabar con su vida.
Uno de estos carteles, ubicado a la entrada del bosque dice lo siguiente: “Tu vida es valiosa y te ha sido otorgada por tus padres. Piensa en ellos, en tus hermanos e hijos. Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo”.
Asimismo, diariamente hay personas de buena voluntad que suelen visitar el bosque en busca de potenciales personas que se internan en el bosque con intenciones de quitarse la vida. Estas personas buscan convencerlos de que no cometan estas acciones o en todo caso, simplemente conversar con ellos y acercárseles para que estas personas puedan descargar o compartir sus preocupaciones.