viernes, 22 de agosto de 2014

Cementerio Highgate “La muerte en todo su esplendor”


Los cementerios, sitios que nos recuerdan la fragilidad de la vida, pero tambien lo transitorio de la muerte Que hacer cuando te encuentras con uno que él mismo parece estar sepultado por la naturaleza y donde el misterio se alberga en todos sus rincones?, bienvenidos a Highgate…




Los siete magníficos son un grupo de cementerios que se crearon en Londres durante el siglo XIX para suplir las carencias que había en este sentido por la celeridad de crecimiento poblaciona,l y que obligaba a que sus muertos fueran enterrados casi que a ras de la tierra o a desenterrar a los anteriores para sepultar los nuevos, lo que se había convertido en un problema de salud pública.

Highgate fue el tercero de los siete, el arquitecto e ingeniero civil Stephen Geary, fue el encargado de diseñarlo y planificarlo. El lugar en el que se encuentra (de unos 20 acres) era parte de los terrenos de la mansión perteneciente a Sir William Ashurst, alcalde de Londres en 1693. 

Formado  por una entrada en Arco Tudor que conectaba dos capillas, una  a la derecha, la más pequeña de Disidentes (ahora una oficina), y a la izquierda está la  Anglicana; seguidamente un grupo de construcciones con diseño gótico aunque dispuestas de forma clásica. 

El paisajista, David Ramsay, diseñó unos caminos serpenteantes y senderos que comunican el área de enterramientos con los edificios y la terraza, justo debajo de la capilla de St Michael. Se accede a esas construcciones a través de un arco flanqueado por columnas y obeliscos egipcios, conocido como la Avenida Egipcia.

Esta avenida, con tumbas a cada lado, nos conduce, por debajo de un puente, hasta el Círculo del Líbano  que se contruyó alrededor de un magnífico cedro que había crecido en los jardínes del antiguo propietario y que todavía domina el cementerio, las catacumbas se contruyeron a cada lado del pasadizo circular. Las escaleras nos conducen a la terraza justo debajo de la capilla. El obispo de Londres consagró el cementerio en mayo de 1839 e inmediatamente gozó de gran éxito. 

No sólo era un lugar popular y de moda para ser enterrado sino que se convirtió en una atracción turística para aquellas personas interesadas en la arquitectura y que querían disfrutar de unas magníficas vistas de Londres.  Tuvo tanto éxito que en 1857 se abrió otra extensión al otro lado de Swain’s lane, llegándose así a los 50 acres. Las capillas siguieron funcionando en ambos sitios y se empezó a usar un sistema hidráulico subterráneo desde el que los ataúdes viajaban por un túnel bajo la carretera hasta el nuevo cementerio para que no fueran sacados de tierra sagrada, desde entonces el cementerio quedó dividido en dos secciones:

Zona Este; Es la más nueva y discreta en cuanto a la majestuosidad de sus sepulcros aunque como siempre hay algunos que resaltan como el mausoleo Dalziel En muchos sitios es imposible saber donde empieza el cementerio y donde el bosque,  dandole un mágico encanto de naturaleza devorando al hombre y a sus creaciones.

Es morada de muchos huéspedes ilustres,  pero quien mueve las masas hasta este lugar es el mismo que se encargo de moverlas en vida, Karl Marx.  Su tumba está coronada por su gigantesca cabeza barbuda, aunque no siempre esta fue su tumba, inicialmente estuvo en otra parcela  más abajo pagada por Engels, el partido decidió exhumarlo y colocarlo en donde se encuentra actualmente, un sitio más acorde para sus encuentros.

Sin embargo, y a pesar de la importancia de sus importantes moradores el encanto de este cementerio no se encuentra aquí sino en la zona Oeste; la hermosa pero siniestra y enigmática, allí donde se encuentran panteones de gran belleza que han sido incluso declarados de interés histórico.

Pero, este tampoco es su encanto según historias que se tejen hace mucho tiempo alrededor de él, éste funciona como un centro de poder o una puerta a otras realidades, se dice que nadie con conocimiento real de las artes arcanas pondría un pie en este sitio si le es posible evitarlo, pues existe en él una ruptura tan grande con la realidad que casi cualquier cosa se puede encontrar merodeando en sus senderos o en las catacumbas.

Esa misma caracteristica hace que quienes buscan el camino más rápido para enfocar sus conocimientos muchas veces hagan caso omiso a estas advertencias y se arriesguen a entrar pero no regresan u otros tantos regresan pero no son los mismos.

Aunque estando en el lado este se podrian encontrar sorpresas feas como devoradores de almas, nada se compara con el lado oeste donde hay circulos de demonios menores huyendo de exorcismos u otras cosas.

Estas mismas condiciones se prestan para que ocultistas aficionados hagan rituales, ouija o persigan tumbas buscando vampiros; los demonios entonces juegan a asustarlos suplantando a alguna persona o incorporándose en ellos para hacerles perder la conciencia por días o a veces hasta años.

Pero tambien se habla de dos demonios mayores, con todo y sus cortes, uno que habría fijado su residencia en las catacumbas y el otro  que dicen habita en la tumba de Julius Beer quien fuera el dueño del periodico “the observer” y que siendo Judio renegó de su religión para poder ser enterrado allí, y que desde entonces le 
acompaño la mala suerte muriendo su hija
y esposa antes que él rumorandose que las había asesinado;   se ha regado la leyenda que es un vampiro pero lo que se supone es la realidad es que él solo es un alma que vaga escondiendo su cadáver y los de su familia para que no sean profanados por los caza vampiros.

El portal es de tales dimensiones que aunque poca, existe la probabilidad de ver cruzar a la realidad a un antiguo o a un leviatán, pero por ello mismo cualquier actividad mágica allí es un imán para toda clase de seres diabólicos.

A parte de ello existen otros tantos relatos  y personajes que deambulan en las noches de Highgate y que han dado inspiración a historias como la de drácula de Bran Stoker que, aunque con otro nombre fue ambientada en este misterioso lugar.

En la década de los 70′s fue tan creciente el rumor de vampiros que se organizó incluso una cacería de éstos, aunque probablemente no se tratara en ese momento más que de un ardid publicitario que logró volcar toda atención hacía él,  que en ese momento se encontraba casi en ruinas con lo cual logró recuperar mucho de su esplendor.

Cierto o no la verdad es que encontrarse ante pasajes tan intrincados y lúgubres siempre sera un reto al coraje.

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